Cuando mires el cielo | Daniela Díaz Venegas



Presentamos cuatro poemas de Daniela Díaz Venegas (Guadalajara, Jalisco, 1998). Ella es estudiante de Biología, encaminada a la conservación de especies marinas. Introvertida, hermana de dos, disfruta leer, escribir, la fotografía, caminar. Desde el 2017 ha trabajado para la conservación y el cuidado de especies marinas como tiburones, peces, rayas y tortugas. Ha colaborado en la organización y gestión de proveedores y materiales en un estudio de arquitectura y en una marca de piezas textiles artesanales.

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SOBRE TU AUSENCIA

Te extraño. Me extraño cuando estabas aquí.
Despertar y sentirte, saber que estabas ahí.
Extraño cómo me hacías sentir.
Extraño quien era cuando estaba contigo.
Siempre he dicho que estamos solos,
pero es que nunca había estado sin ti.
Extraño hablar, verte, estar
escucharte y sentirme escuchada.
Extraño verte porque me veo en ti.
Que, si estoy contigo, estoy conmigo.
Siento así, que no me pierdo a mí tampoco
Pero una parte de mi se fue contigo.
Y me asusta que no vuelva.

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SOBRE LOS CUMPLEAÑOS

Pretexto para celebrar la vida, la existencia de alguien.
Día oficial en el que te acuerdas de alguien.
Estamos aquí un ratito y para mí, es una forma de recordarlo.
De poner los pies en la tierra conmemorando tu existencia.
Muy buen pretexto para estar feliz, para valorar tu vida
y la de otro que te acompaña. O de aquel que te cruzaste
en algún momento. Se recuerda mucho y se la pasa con cariño.
Mucho apapacho, mucho bonito. Es para hacer consciencia
de lo efímero, de lo absurdo. De lo que todos vivimos
y nadie entiende. Del crecimiento físico, personal.
Del cambio. Del paso de las cosas en el tiempo.
Es parar a notar el tiempo.

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SOBRE MI CAMINO

Nací un martes. Según dicen. Lo que sí me consta
es que me han tenido cariño desde entonces.
Se me ha cuidado, se me ha arropado.
Me han querido y lo he sentido.
Todo el universo ha ocurrido.
Y hoy estoy aquí. En esta forma.
Lejos de entenderlo, procuro disfrutarlo.
Ya ha ocurrido todo anteriormente.
Aunque no me puedo fiar de mi memoria,
pero lo sé. Lo sé porque lo siento, lo percibo.
En la temperatura. En las montañas. Y el mar
también me lo ha dicho. En la repetición de todo.
De las puestas de sol. Del agua que cae como lluvia.
De la marea. De los sonidos. Todo ya ha ocurrido.
Y soy parte de eso. Soy todo. He sido y seré.
Cambia mi forma en el tiempo. Y la conciencia
La memoria. Pero no la voluntad. Soy todas las vidas.
Soy todo el pasado y todo el futuro. Soy tan inmensa
en esta forma de tierra. Y sólo sé que volveré.
Regresaré a otra forma. En otro tiempo.
Esa es la vida misma. Soy todas las vidas.
Soy todo el pasado y todo el futuro. Soy la tierra y los cielos.
Soy tan inmensa en esta forma terrestre. Que no puedo definirlo
ni controlarlo todo. Suelto todo y dejo que sucedan las cosas.
Que todo funcione como debe hacerlo. Teniendo la misma
intención desde el principio. Cada vez recuerdo más.
No algo tan concreto, sino sensaciones. Y sólo sé que volveré.
No que me haya ido, sino que regresaré de otra forma.
En otro tiempo. Y eso es lo que tiene que pasar.

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SOBRE EL MUNDO

Soy los dolores del mundo. Duele. Arde. La opresión. La desigualdad. La inseguridad. La incertidumbre. Todo está en crisis. Todo está en llamas. El pasado. Y el futuro. Todo pinta para lo mismo. Porque somos conscientes. Esa es la raíz, la razón. Nunca conformes. Y vivimos en comunidad. Somos sociales. Y la cosa es que somos varios. Y todos queremos definir, mandar; existir al lado de otro nunca me había parecido tan complicado. Todos hablando, opinando. Porque podemos. Me parece absurda la conciencia. A veces las teorías son más fáciles de creer que la realidad. Soy el pasado. De todo. Sólo que ahora en esta forma. Y tal vez haya alguna razón, algún propósito por el cuál esté en esta conciencia ahora, en este espacio físico. No que sea el destino. Porque yo soy el destino. Yo soy todo y todo está en mí. Por eso me duele. Me frustra ver tanto odio, tanta indiferencia. Porque fuimos y seremos lo mismo. Y pienso que yo soy todos. No que sea todas las conciencias, sino que ahora transito por esta que escribe lo que lees; pero que somos en cierta forma todos todo junto. Porque respiramos lo mismo. Porque el tiempo es el mismo. El espacio es solo aquí. Independientemente del lenguaje, de la cultura, la época. Independientemente de los humanos. Todos somos la unidad. Soy yo y soy los hilos de algodón con que me cubro y me cobijo. Soy el calor del sol que calienta mi piel y hace que cambie de color. Soy el agua con que hidrato mi cuerpo. Soy las flores marchitas. Soy el barro que sienten mis manos y tanto me gusta. Soy también los sonidos de los que me quejo. Soy los colores del cielo. Soy mis propios alimentos y los sabores que tanto disfruto. Soy el plástico que no quiero que exista. Soy el fuego con el que se queman los bosques. Soy el reflejo de la luna. Soy la sombra que me dan los árboles. Soy el aire contaminado. Soy el tiempo que noto que transcurre. Soy el espacio interior y exterior. Siento que estoy despertando. Por más lindo que sea el sueño, no se puede dormir para siempre. He dormido suficiente. Cuando mires el cielo, intenta mirar dentro.

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