Teníamos
el mar cerca
Teníamos el mar cerca; vasto e infinito
en su ira, luchaba por entrar en nuestras palabras.
Teníamos el mar cerca; no hacía falta mucho
para contener las olas en nuestras manos. Solo un
paso
sería suficiente, y las partículas de arena
entre nuestros dedos habrían penetrado.
Pero te tenía cerca de mi alma. Los sonidos,
las olas se desvanecieron al atardecer, mil
partículas de arena se disipaban, perdidas en algún
lugar.
Fue tu voz la que permaneció; como una cuna
me meció con la ternura de una ola.
Una palabra
A menudo, una palabra es más que suficiente
para calentar tu cuerpo como por arte de magia,
haciendo que la ansiedad, ese rígido trozo de hielo,
se derrita y fluya como un arroyo.
Una palabra, y entonces las olas de tristeza
en un minuto se convierten en burbujas.
Tu tímida sonrisa es un rayo de sol
que de pronto atraviesa las nubes.
Una palabra es suficiente... pero, curiosamente,
ni siquiera la gente quiere decir eso.
Traducción al español por Mariela Cordero