En la sección de traducción de Mariela Cordero presentamos dos poemas de Hamid Oqabi (Yemen). Poeta, escritor, cineasta y dramaturgo reconocido por su amplia y diversa actividad creativa. Ha dirigido diez cortometrajes y es autor de 17 novelas publicadas en 15 libros por diversas editoriales en Alemania, el Magreb y Egipto. Ha publicado seis colecciones de poesía, y también colecciones de cuentos y textos teatrales. Algunas de sus obras han sido traducidas a cuatro idiomas, incluyendo inglés, alemán, francés e italiano. Su faceta como crítico incluye 11 libros sobre crítica cinematográfica y cuatro sobre crítica literaria. Además, ha presentado 11 exposiciones de artes visuales y una de fotografía en Francia.
Por lo que queda de la noche.
Oh tú, la
inocente, la encantadora,
quédate
conmigo por lo que queda de la noche.
No
intentemos escribir lo que va a pasar.
Shiva
olvida su sombrero.
Se dice
que se convierte en una nube sobre los amantes.
Hace otro
sombrero con tallos de bambú azul.
Llega un
hombre hambriento, se lo come y lo confunde con pan.
Está
saciado, baila, corre en busca de una mujer.
Nosotros
esperamos el viento, la nube.
El
silencio sopla,
mata la
canción que nunca nace.
Shiva
olvida su nombre,
camina
por un valle
sin
fronteras trazadas por los ángeles.
Oh mi
amor, mi milagro,
¿por qué
no estás aquí?
Hay caos
en el cielo,
música
loca en la tierra.
La ciudad
quita todas sus ventanas, todas sus puertas.
Las
aceras guardan nuestros pasos,
y nuestro
primer beso.
Recogen
la sombra de árboles vírgenes,
y las
flores llenas.
De
repente, me encuentro en
en este
valle lleno de erizos.
Recuerdo
el rostro de mi amada, Durga.
Recuerdo
su risa,
su canción
en las ventanas abiertas.
Oigo sus
susurros...
Quédate
conmigo por lo que queda de la noche.
El mar
El mar
esconde ciudades,
pueblos,
barcos
y tantas
otras cosas.
Se las tragó
hace mucho tiempo.
El tiempo
es un niño
que nunca
envejece,
pero su
cabello y sus uñas crecen
como un
bosque de espinas.
Su rostro
amarillea
con las
flores de acacia.
Las olas
extienden sus pies hacia la orilla,
la arena
las devora.
Sueñan
con vagar
por los
callejones de la ciudad.
Llevan
historias,
relatos
de ciudades enterradas.
Pero
nadie ha aprendido jamás su lengua.
Traducción
al español por Mariela Cordero