En la sección de traducción de Mariela Cordero presentamos dos poemas de Lynda Chouiten (Argelia). Doctora por la Universidad Nacional de Irlanda, Galway, y profesora de literatura inglesa en la Universidad de Boumerdes. Es autora de una treintena de artículos de crítica literaria y de dos libros académicos: un estudio sobre la obra de Isabelle Eberhardt y una obra colectiva sobre la autoridad. Chouiten también ha publicado un cuento (Les Pierres du Pays des Baggans, publicado por Talsa), un poemario (J'ai Connu les déserts, publicado por Constellations) y otros poemas (en francés e inglés) en revistas y antologías, una colección de cuentos (Des Rêves à leur portée, publicada por Casbah) y tres novelas, la primera de las cuales (Le Roman des Pôv'Cheveux, publicada por El Kalima) fue preseleccionada para dos prestigiosos premios, y la segunda (Une Valse, publicada por Casbah) ganó el Gran Premio Assia Djebar en 2019. El tercero, titulado Les Blattes orgueilleuses (publicado por Casbah), se publicó en octubre de 2024. En abril de 2022, Chouiten fue seleccionada para una residencia de escritura en la Cité Internationale des Arts (París), donde permaneció cuatro meses.
He conocido los desiertos.
He conocido los desiertos.
Sus vastedades arrogantes.
Sus soles y su sed.
Sus silencios ardientes.
Como sus dunas doradas,
y mucho más traicioneras,
y sus tormentas de arena.
He conocido los escalofríos
de sus noches ululantes
he conocido los escorpiones
he conocido las serpientes
y mil y un espejismos
que aún persigo.
Conozco los desiertos
sus trampas y su desprecio
y quizá algún día
también conozca
sus hermosos amaneceres rojos
y sus verdes oasis.
Me privaron del cuello
y lo vi crecer de nuevo
largo y majestuoso
para sostener mejor mi cabeza
que comenzó a florecer
Me doblaron la espalda
pero, al encontrarme a cuatro patas
me convertí en yegua
y, con mi crin al viento,
me fui al galope
Me serraron los hombros,
pero unas alas gigantescas
los reemplazaron lentamente,
y heme aquí, Pegaso,
sí, ahora vuelo.
Traducción al español por Mariela Cordero